
La tradición al encuentro de la técnica

El barquillo monaka está firmemente anclado en la tradición de la cultura asiática. Juntando dos cuencos de barquillo se consigue una forma que se puede rellenar con los contenidos más variados. Donde antiguamente se utilizaba una pasta de alubias, hoy se puede encontrar helado o un relleno de chocolate en el interior de los artículos. Sus variadas formas hacen de los barquillos monaka algo especial. En el mercado asiático se encuentran peces, osos panda, cáscaras de nuez o barquillos con laboriosos ornamentos, por solo citar algunos.
Gracias a su carácter inconfundible, los barquillos monaka también son cada vez más atractivos para los mercados de fuera de Asia. Los productos adquieren su forma definitiva en los equipos MARS, que permiten acabados delicados y muy laboriosos. Al contrario que los barquillos huecos troquelados sobre tablero, los cuencos de barquillo horneados en nidos individuales presentan un borde liso sin poros abiertos.